sábado, 29 de septiembre de 2012


La crisis de la urbanidad
Pensemos en las palabras “ciudad” y “rural”. La primera acostumbra a estar llena de connotaciones negativas: contaminación, ruido, tráfico, masificación, estrés, suciedad, impersonalización. Por otro lado, “rural” nos evoca pensamientos más limpios, por así decirlo: libertad, animales, naturaleza, tranquilidad, amabilidad, pureza. Paradójicamente, las ciudades atraen. Actualmente más del 50% de la población mundial vive en ciudades y la cifra tiende a aumentar. ¿Por qué? El principal motivo es el empleo, el gran causante del éxodo rural a partir de la segunda mitad del pasado siglo XX.
El actual sistema económico está planteado de forma que necesita muchas más personas en la ciudad que en el campo. Para una empresa suele ser más importante la productividad que la calidad, de ahí viene la extendida queja de que los tomates sólo saben a agua. El tiempo es nuestra moneda de cambio, lo que damos a cambio de un jornal (además del esfuerzo, y a veces, incluso independientemente del esfuerzo). Por eso es preferible usar fertilizantes y otros productos químicos que aumentan la productividad de los alimentos, aunque sea menguando su calidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario